En esta pieza, la camioneta no evoca solo un recuerdo, sino se convierte en una especie de autorretrato, porque en la camioneta va una familia que va viajando. Esta familia de manera más simbólica que real representa a mi familia. En cada semblante hay un encuentro. El joven y el niño me representan a mi. Y la camioneta va camino al horizonte, un horizonte que la abraza con líneas que abrazan el formato circular, convirtiéndose en una especie de circulo, en un ciclo que no termina.