En la cosmovisión zapoteca, el primer abuelo es el jaguar. En esta pieza lo represento cargando en su lomo a mi abuelita, como símbolo de su trascendencia. El jaguar es mi abuelito, que vino a acompañarla en forma de ancestro, guiándola con serenidad y respeto en ese último viaje. En sus semblantes se refleja la calma de quienes saben que el horizonte no es un final, sino un reencuentro con la raíz.