La camioneta de redilas, vehículo de carga y de vida, se convierte aquí en símbolo de camino y destino. Es la imagen del viaje hacia la comunidad, del trabajo que sostiene y de la esperanza que impulsa. En la figura del hombre de campo late la memoria persistente y la resistencia de los pueblos originarios: una fe silenciosa pero firme en la tierra, en la cosecha y en la dignidad de seguir adelante.